La astronomía y el patrimonio en Extremadura: arqueoastronomía



La arqueoastronomía: un nuevo campo de investigación

La arqueoastronomía es un campo de investigación bastante nuevo, a caballo entre la astronomía y las ciencias sociales. En España su desarrollo se inicia con los estudios de Michael Hoskin, un astrónomo británico que se interesa por la orientación de las estructuras megalíticas en el Mediterráneo, entre otros, por el sitio de los Dólmenes de Antequera, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 2016. Juan Antonio Belmonte colabora con este profesor de la Universidad de Cambridge desde los años 90 y es una de las figuras más sobresalientes en este campo en nuestro país. Su trabajo ha contribuido, entre otras cosas, a que el yacimiento arqueológico de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria hayan sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

 

Desde el Paleolítico, el ser humano ha observado el cielo con detenimiento, lo que le ha permitido darse cuenta de sus fenómenos cíclicos y le ha ayudado a orientarse tanto en el tiempo como en el espacio. Las diferentes culturas que se han desarrollado a lo largo y ancho del planeta han tratado de explicar esa conexión con el cosmos en una gran variedad de formas. Estas cosmologías tienen su reflejo material en la arquitectura, la mitología, la literatura o el diseño de los paisajes. La Arqueoastronomía estudia las prácticas astronómicas pasadas y su reflejo en monumentos que han llegado hasta nuestros días.

Extremadura es una comunidad autónoma en la que se promueve de manera activa la astronomía y el astroturismo. Te invitamos a consultar este artículo sobre astronomía y astroturismo en Extremadura.

 

Megalitismo en Cáceres

En la comarca rayana de Valencia de Alcántara (Cáceres) y sus zonas limítrofes portuguesas, se encuentra el mayor recinto megalítico de Europa Occidental datado en torno al 4,000 a. n. e. Este conjunto está integrado por más de 50 dólmenes que se orientan de forma sistemática hacia el este, coincidiendo con la salida del sol o de la luna llena en algún momento del año. Por esta razón se le considera “el mejor ejemplo de orientación astronómica de Europa” (Belmonte y Hoskin, 2002). De hecho, muchos de ellos podrían marcar “la salida de la luna llena simultánea o inmediatamente posterior al equinoccio de otoño” (Belmonte, 2002).

 

Los dólmenes o antas de siete piedras eran tumbas megalíticas compuestas por una gran losa hincada de granito que servía de cabecera, a la que seguían otras tres piedras de cada lado, formando una cámara circular. Esta estancia se cubría con otra gran losa de granito y disponía de un corredor de acceso. Estos dólmenes orientados con referencia al cielo no solo desempeñaron una función funeraria, sino que eran lugares de culto importantes para estos pueblos. Además, son una muestra de la importancia que tenía para la supervivencia de estas poblaciones marcar los cambios estacionales en el propio territorio.

Megalitismo en Badajoz

La provincia de Badajoz también cuenta con diferentes obras megalíticas. Por un lado, en el entorno de Mérida encontramos los dólmenes de Lácara y de Magacela. Ambas tumbas poseen la misma orientación hacia el este que corresponde a la salida del Sol en fechas cercanas al equinoccio de primavera y de otoño, como sucede con los dólmenes cacereños.

 

Por otro lado, en las cercanías de Almendralejo se ubica el Tholos de Huerta Montero, otro tipo de tumba megalítica que data del III milenio a. n. e. y cuya orientación coincide con la salida del Sol en el solsticio de invierno. Ese día al amanecer la luz solar ilumina el fondo de la cámara y se va desplazando hacia la entrada a medida que el Sol asciende en el horizonte provocando un efecto luminoso impresionante.

 

En Jerez de Los Caballeros encontramos también el Tholos Granja del Toriñuelo que presenta una orientación hacia el este, coincidiendo con la salida del Sol en fechas cercanas al equinoccio de primavera y de otoño.

Cultura tartésica en Extremadura

En el transcurso del primer milenio a. n. e. justo antes de la llegada de Roma a la península, Extremadura recibe la influencia de la cultura tartésica de los pueblos del sur que se mezcla con la de las comunidades nativas dando lugar a una idiosincrasia propia. Aunque los estudios arqueoastronómicos de la cultura tartésica son todavía escasos en esta región, el complejo monumental de Cancho Roano en Zalamea de la Serena presenta orientaciones hacia la salida del Sol en sus diferentes fases constructivas.

La herencia romana en Extremadura

En el año 218 a. n. e. las legiones romanas desembarcan en la Península y unos años después llegan a tierras extremeñas. Tras varias contiendas con los pueblos autóctonos, se asientan en la región. El impresionante legado cultural que dejaron se puede contemplar aún en nuestros días.

 

Un claro ejemplo de arqueoastronomía lo constituyen las ciudades romanas, porque a la hora de ubicarlas y orientarlas el cosmos ejercía un rol muy importante. Sin ir más lejos, Emérita Augusta (Mérida), fundada en el 25 a. n. e., podría haberse orientado tomando como referencia al planeta “Venus en su posición más extrema al sur cuando aparece como Lucero vespertino, poco antes del atardecer en el horizonte oeste” (Rodríguez-Antón et al, 2018). Una explicación al porqué de esta orientación podría ser que la dinastía julio-claudia que fundó esta ciudad se consideraba descendiente de la diosa romana Venus.

 

Metellinum, la actual Medellín (Badajoz), también es otro vestigio arqueoastronómico en la región. Su actual calle Palacios es el decumano, el eje que debía seguir el camino del Sol y que se trazaba de forma perpendicular al cardo que tenía una orientación norte-sur. Lo importante a destacar en este caso es que, pese a lo accidentado del terreno, se mantuvo esta orientación que coincide con la salida o la puesta del sol presente en la mayoría de las ciudades romanas.

 

En la provincia de Cáceres también se encuentra Cáparra, una antigua ciudad romana que es famosa por un arco de cuatro pilares situado en la intersección de los ejes de decumano y cardo. Presenta una orientación similar a la de Emérita Augusta, siguiendo Venus en su ocaso.

 

El campamento romano de Cáceres el Viejo presenta una orientación coincidente con la de otros campamentos romanos que glorifican el día 21 de abril, fecha de la fundación de Roma. Así, en Gran Bretaña numerosos campamentos se orientaron para coincidir al oeste con la puesta de sol del 1 de marzo, día dedicado a Marte, dios romano de la guerra, mientras que, en el Norte de África, en Argelia, el campamento de Diana Veteranorum está orientado hacia la puesta del sol del 21 de abril, al igual que el de Cáceres, y la salida del sol del 1 de marzo.

La huella de la cristiandad

La llegada del cristianismo supuso una transformación cultural en todos los sentidos. No es de extrañar que este cambio también se plasmara en la arquitectura. Las iglesias pasan a ser un elemento central del urbanismo. Algo que parece ser una constante es una predilección por buscar que el ábside de las iglesias estuviera orientado al este con preferencia hacia fechas cercanas al equinoccio. De la misma forma se trataba de evitar una orientación coincidente con los solsticios, pues se identificaba estas fechas con celebraciones paganas.

 

Aunque hay pocos estudios arqueoastronómicos de las iglesias de Extremadura, contamos con algunos análisis centrados principalmente en la ciudad de Mérida. El primero de ellos, es la iglesia de Santa Eulalia, que acoge los restos de la mártir, patrona de Mérida. El templo original se construyó en el siglo V y presentaría una orientación hacia la salida del sol durante el equinoccio astronómico de marzo. Asimismo, el Xenodochium de Santa Eulalia, un albergue y hospital, construido en época visigoda para alojar a las personas que venían en peregrinación a visitar el túmulo de la mártir, presenta la misma orientación que la iglesia de Santa Eulalia. En las cercanías de Mérida, la basílica de Casa Herrera, construida entre los siglos V y VI, estaría orientada hacia la salida del sol el 23 de abril o el 21 de agosto del calendario juliano. En la provincia de Cáceres, la Ermita de Santa Lucía del Trampal es la única edificación visigoda todavía en pie en la mitad sur de la Península Ibérica. Es otra muestra de construcción paleocristiana orientada hacia el equinoccio.