Astronomía en España

Condiciones propicias para el desarrollo de la astronomía 

España tiene muchas razones para enorgullecerse del desarrollo de la práctica de la astronomía en general desde los años 80. 

Beneficia de unos observatorios astronómicos y centros de investigación de referencia a nivel mundial, de una comunidad amateur importante y muy activa, y de condiciones que envidian la mayoría de los otros países de la Unión Europea. 

¿Cuál es la tendencia? ¿Cuales son los frenos y peligros para su desarrollo? Es lo que vamos a ver en estas líneas. 

Contemplar el cielo estrellado de una noche de verano es cada vez más difícil en el mundo en el que vivimos. Nuestras ciudades y nuestros pueblos cada día más iluminados nos impiden disfrutar del espectáculo sensorial que proporciona un cielo oscuro.

A nivel europeo, España goza de unas condiciones óptimas para el desarrollo del astroturismo gracias a sus excelentes condiciones meteorológicas, a la baja tasa de nubosidad y de humedad atmosférica, por el hecho de contar con algunas zonas donde la densidad de población es muy baja y, por ende, con poca contaminación lumínica.

 

Instituciones de referencia

España cuenta también con unos observatorios astronómicos e institutos de investigación astronómica de referencia a nivel mundial y cabe subrayar que nuestro país cuenta con una comunidad astroaficionada muy dinámica, como lo testimonian las más de 80 asociaciones federadas a la Federación de Asociaciones Astronómicas de España (FAAE). Estos grupos son conscientes del patrimonio estelar del que disponemos y tratan de sensibilizar a la población de la importancia de conservar esta riqueza.

También, con la creación de la Fundación Starlight en 2009, se nota un importante impulso tanto en la protección del cielo nocturno como en la creación de empresas de astroturismo.

Sin embargo, ¿podemos decir que hay una cultura de la astronomía en España? De antemano podemos decir que este problema transcende las fronteras.

 

 

Los seres humanos necesitamos dar sentido a lo que no entendemos. El cielo, distante, cambiante, lleno de misterios, es un terreno particularmente fértil para crear un “universo” que responde a las dudas más profundas de la humanidad.

 

Nos podemos atrever a decir que la astronomía es, con sus hermanas la filosofía y las matemáticas, la madre de todas las ciencias. De hecho, los primeros astrónomos, y las primeras astrónomas (no nos olvidemos de Hipatia de Alexandria y otras mujeres que tuvieron que quedarse en la sombra de sus acólitos masculinos), eran a menudo también adeptos de las matemáticas y la filosofía.

 

Desde las primicias de la historia del ser humano, es a través de la astronomía que se materializan las grandes preguntas que nos preocupan como seres humanos: ¿De dónde venimos? ¿Cuáles son las leyes fundamentales de este universo en el que vivimos? ¿Cuál es nuestro sitio en este universo? ¿A dónde vamos?

 

Las leyes fundamentales de la física vinculan en varios aspectos el mundo de lo extremadamente grande con el mundo del extremadamente pequeño, es decir la física de las partículas y la física cuántica.

 

En este sentido, la astronomía, visual por excelencia, constituye una base excelente para llevar a cabo procesos de enseñanza-aprendizaje.

 

Se puede trabajar desde la observación la interacción de los cuerpos celestes sobre nuestra vida en la tierra, como mareas, eclipses, hora solar, … pero también acercarnos a leyes fundamentales como la gravitación, o las leyes de la electrodinámica y las interacciones fuertes y débil.

¡Es que…! ¡Es tan enooorme!

La mayoría de las personas manifiestan una fuerte emoción al observar por la primera vez la luna por un telescopio o al mirar una animación relacionada con el universo… Pero estas mismas personas manifiestan su incapacidad a poder entender lo que ven. Hablamos de medidas, de fenómenos y fuerzas que sencillamente no entendemos…

 

Hay una razón sencilla: nuestra sociedad no ha desarrollado una cultura de la astronomía.

 

… y sin embargo, las civilizaciones humanas han desarrollado desde hace miles de años una relación excepcional con el cielo.

 

La astronomía tiene anclajes profundos en la mayoría de las civilizaciones. Se suele presentar como la ciencia más antigua de la humanidad y, de hecho, los objetos celestes y su movimiento aparente en el cielo jugaron un rol capital desde la prehistoria para orientar en el tiempo y en el espacio a las comunidades humanas.

 

La aparición de una estrella o constelación precisa anunciaba la llegada de la siguiente estación. Esto permitía a la comunidad prepararse, por ejemplo, para iniciar una migración destinada a evitar los grandes fríos. Después, cuando el ser humano se asentó y empezó a cultivar, el cielo le indicaba cuándo era el buen momento para iniciar las labores de siembra o de cosecha.

 

En otras palabras, el cielo jugaba un rol central en la vida de los seres humanos.

 

En ese entonces, cuando no había ni electricidad, ni pantallas, la noche con su cielo infinito y estrellado era el principal estímulo visual que la naturaleza ofrecía. Tenían todo el tiempo necesario para darse cuenta que tal objeto celeste se movía de un día para otro… y dejar su imaginación hacer el resto.